Me llamo Inma, aunque de pequeña me solían llamar Ada. De ahí viene la idea de hacer un guiño a este nombre que etimológicamente significa belleza. Esa belleza simple, que uno puede aprender a reconocer en lo cotidiano. Una belleza que te conecta con la paz de corazón. Y esto es precisamente lo que se desvela al ver con una mirada limpia de sombras, miedos, culpas…
Actualmente trabajo como psicóloga y colaboro como tutora en la Escuela del Perdón de Asociación Conciencia. Imparto talleres y cursos tanto a particulares como a empresas, conscientes de la importancia de llevar a cabo procesos de auto indagación en sus equipos de trabajo.